viernes, 30 de mayo de 2008

Origen del dicho: "todos los caminos..."

Se trata de una frase hecha que puede encontrarse en muchos idiomas europeos: “All roads lead to Rome”, “Tous les chemins finissent à Rome”, “Tutte le strade menano a Roma”, “Alle Wege führen nach Rom” etc... Curiosamente, no conozco una expresión similar en latín. Tal vez exista y me gustaría averiguarlo.

Como muchas de las frases de este tipo, puede considerarse anónima, si bien existen diferentes interpretaciones en cuanto a su origen y el momento en que aparece. Algunos consideran que pudo surgir al comienzo del imperio y con motivo de la colocación del Miliarium Aureum en el Foro Romano por Augusto en el año 20 a.C., una gran columna donde estaban inscritos los nombres de las principales ciudades de las provincias romanas y la distancia a ellas. Bien podría decirse a la vista de esa columna que todos los caminos llevaban a Roma.

La existencia de mapas como la Tabula Peuntingeriana, s.IV d.C., donde se describen distintos itinerarios entre Roma y sus colonias, pudo haber dado lugar al mismo comentario. En cualquier caso, Roma era el centro del mundo occidental como dueña de un imperio, por lo que era vista como el origen y fin de todos los caminos entonces existentes y con facilidad podría sugerir un dicho semejante.

Esta idea, con toda probabilidad, se reforzó en la Roma de los Papas como cabeza y centro de la cristiandad (caput mundi), apoyada por las peregrinaciones y jubileos.

El sentido actual del dicho, si bien conserva todavía una referencia geográfica, expresa una idea de conciliación y entendimiento: para cada problema planteado se pueden encontrar diversos caminos que conducen a su solución, esto es, a Roma, entendida simbólicamente.

martes, 27 de mayo de 2008

Nuevas firmas en el blog

En mi último post lancé una pregunta a José Antonio. Antes de que conteste voy a aprovechar para presentároslo, a él y a Eva, los dos principales colaboradores en la redacción de la audioguía, que también participarán en este blog. José Antonio, filólogo clásico de formación, es un enamorado del mundo griego y romano, y aunque la vida le ha llevado por otros derroteros, aún sigue leyendo a Tácito en latín y a Tucídides en griego. A él hemos acudido en innumerables ocasiones cuando se trataba de comprobar datos de difícil acceso y revisar las fuentes clásicas. Y es un experto a la hora de encontrar el término exacto, el adjetivo preciso.

Eva, por su parte, es la historiadora del equipo. Especialista del mundo antiguo y gran conocedora de la época Julio-Claudia. Ella se encargará de realizar las entradas sobre la Roma de otras épocas, y nos contará algunas de las mil historias que encierra esta ciudad única en el mundo, ya sea de la época de los césares, cuando pasaba del millón de habitantes, o de los siglos medievales, especialmente oscuros y terribles en la capital del antiguo Imperio.

José Antonio y Eva, bienvenidos al blog.

domingo, 25 de mayo de 2008

Todos los caminos conducen a Roma

La Piazza del Campidoglio (pronunciado “...doio” y no “...doglio”), es la única plaza renacentista que queda en Roma. Y es destino obligado del turista no sólo por el impresionante equilibrio de su arquitectura, obra en buena parte de Miguel Angel, sino por la densidad de significados –antiguos y nuevos- que concentra.

La plaza está situada sobre la colina del Capitolio (Campidoglio), la colina sagrada de la antigua Roma, la morada de los dioses. Esta colina era considerada en la antigüedad el centro del mundo. Aquí, junto al templo de Júpiter, nacían todas las vías que surcaban el Imperio, desde Britania hasta África, desde Hispania hasta Siria Aún hoy sigue siendo el kilómetro cero de las carreteras italianas.

Esta fotografía está tomada en el arranque de la via Appia antica, junto a la puerta de San Sebastián, fuera ya de la muralla. En la placa junto a la columna se puede leer: “QUI SORGEVA LA PRIMA COLONNA MILIARIA DELLA VIA APPIA ORA IN CAMPIDOGLIO”, “aquí se levantaba la primera columna miliaria de la Via Appia, hoy en el Campidoglio”.

En efecto, en la barandilla que da acceso a la plaza por la Cordonata se acumulan varias esculturas: además de los colosos Cástor y Pólux, vemos, entre otros, la columna miliaria traída de la via Appia, para recordarnos este hecho: que acabamos de llegar al punto donde todo confluye. Cuando se dice que “todos los caminos conducen a Roma” se está indicando en realidad que todos los caminos llevan al Capitolio, de donde arrancan todas las vías.

¿Sentís curiosidad por saber cuál es el origen de este dicho, desde cuándo se emplea? Se lo preguntaré a José Antonio, pero tendréis que esperar unos días.



domingo, 18 de mayo de 2008

A pie y bien entrenados

Un consejo general. Roma es una ciudad para recorrer a pie. El 90% de sus monumentos importantes se encuentran dentro de la antigua muralla aureliana y hay tantas cosas para ver que lo mejor es confeccionar, sobre el plano, itinerarios que enlacen uno detrás de otro los distintos puntos de interés. Siempre que podáis, prescindid de metro y autobuses. Muchas de las sorpresas que la ciudad depara al viajero se descubren callejeando, perdidos por la zona medieval o renacentista, al torcer inopinadamente una esquina.

Eso hace que las jornadas romanas sean agotadoras. Consciente de ello, antes de hacer un viaje a Roma, siempre me entreno en el monte los fines de semana previos. Os recomiendo que hagáis algo parecido. Aguantaréis mejor los tutes turísticos y estrujaréis al máximo los pocos días que paséis en la Ciudad Eterna con afán de verlo todo.

Esta columna solitaria, de finales del siglo I, y la sorprendente decoración de la fachada de esta casa se encuentran en una tranquila plazuela, poco conocida, junto a la Piazza Navona.


Monumentales restos de un estancia termal de época de Augusto, en el Campo de Marte. Hay que ir muy atento para no perder estos testimonios de la Roma eterna, que afloran en cualquier rincón de la ciudad.

viernes, 16 de mayo de 2008

Zona de las grandes ruinas. Básico

Además del Vaticano, el otro gran foco de atracción de la ciudad es la zona de los foros: un gran campo arqueológico con ruinas impresionantes, una ventana abierta a la Roma de los antiguos Césares. Todo está muy cerca entre sí. Con este pequeño esquema creo que os podréis aclarar bien, las flechas señalan las entradas a cada parque.


FORO ROMANO***: imprescindible. Es el monumento más impresionante si se visita con una buena guía. Cada piedra tiene su historia y está ligada a los grandes protagonistas de la historia de Roma. Sin guía, sólo se ven columnas rotas y el lugar pierde su encanto. Tiene múltiples puntos de acceso, y la entrada es gratuita.

PALATINO**: la residencia de los antiguos emperadores a partir de Domiciano (siglo I). La visita es prescindible, si ya se ha visto el Foro Romano y uno tiene poco tiempo, a pesar de su gran valor arqueológico (se conserva, por ejemplo, la casa de Augusto y restos de las cabañas de Rómulo, cerrados al público) y de la envergadura imponente de sus estructuras. La entrada cuesta 10 euros, pero vale también para el Coliseo si se va el mismo día.

COLISEO***: auténtico icono de la Roma Eterna. El interior causa gran impacto, no sólo por la monumentalidad del edificio sino por el recuerdo de los espectáculos que albergaban. Mucha gente visita las ruinas en silencio por la impresión que les produce. Atención a un pequeño detalle: si uno ha comprado la entrada en el Palatino (válida para el Coliseo), no tiene que esperar la gran cola, que sirve para sacar la entrada, sino ir directamente a los molinetes de la entrada.

FOROS IMPERIALES**: se ven bien desde fuera, sin necesidad de entrar en su interior. Son: el foro de Augusto (primer emperador), Vespasiano, Nerva y Trajano. Ante cada foro está la estatua del emperador que lo construyó. Hay que añadir el Foro de César, al otro lado de la calle, pegando al Capitolio.

MERCADOS DE TRAJANO**: un regalo inesperado. Su entrada, un poco escondida, sirve para acceder a los Foros Imperiales. Impresiona la calzada empedrada (la mejor conservada de la ciudad, con tiendas de la antigua Roma a ambos lados), y las estructuras intactas por las que uno puede meterse y husmear. El escenario ideal para una peplum.

CIRCO MÁXIMO: sólo queda una gran campa de 600 metros de largo de lo que es, hasta la fecha, el mayor edificio para espectáculos construido por el hombre: el triple aforo que el Nou Camp. Merece la pena acercarse a verlo. Tiene buenas vistas del Palatino. Y viceversa.

martes, 13 de mayo de 2008

San Pedro del Vaticano. Básico

Estos son mis primeros artículos, y quiero empezar por lo más básico. El primer monumento será la Basílica de San Pedro. El Vaticano es todo un universo y hay que dedicarle tiempo. La visita a la basílica y la plaza puede llevarnos fácil unas 3 horas. Es bueno verla despacio, sin prisas, y con una buena guía, si uno quiere enterarse de algo.

Lo mejor dentro de la basílica: el espectáculo del espacio interior, la Piedad de Miguel Ángel, la estatua de San Pedro (ritual obligado, como el saludo al apóstol en Santiago), la visión interior de la cúpula (impactante), el baldaquino de Bernini, el monumento a Clemente XIII de Cánova, el monumento a la Cátedra en el ábside, también de Bernini...

No dejéis de observar una cosa: todo, todo, todo lo que parecen cuadros o frescos... son mosaicos. Acercaos y veréis que hay infinidad de pequeñas teselas. Un día os hablaré de los mosaicos vaticanos. El más espectacular de ellos, para mí, el interior de la gran cúpula cuando se puede contemplar en un día soleado.

Terminada la visita a la basílica, merece la pena visitar:
- Las grutas vaticanas, donde están enterrados los últimos Papas. Un lugar singular, por su recogimiento, aunque no tiene nada especialmente llamativo. Según las épocas del año, la tumba de Juan Pablo II puede tener largas colas.
- Por supuesto, la subida a la cúpula es algo único: en ascensor o a pie, no dejéis de hacerlo, salvo que tengáis claustrofobia. Tiene vistas maravillosas al interior de la basílica y a la ciudad.
- Y por último, la visita a la necrópolis vaticana: muy muy interesante, pero hay que pedir cita previa con bastante antelación y no es fácil. También os hablaré de ella.

Algunas cosas que deberéis tener en cuenta:
- El vestido dentro de la basílica. Son muy estrictos. Nada de shorts ni minifaldas; y hombros cubiertos.
- Largas colas para entrar en la basílica en horas punta desde que han puesto controles con detectores de metales. Si uno puede, es mejor hacer la visita fuera de hora punta, después de la 1 o una y media.
- Los miércoles de 10 a 11,30 son las audiencias generales con el Papa. Si va mucha gente, se tienen en la plaza, y la entrada a la basílica queda cortada. Los domingos a las 12 hay una breve alocución del Papa desde la ventana, antes del rezo del ángelus.

Acabo con una recomendación: si podéis hacerlo, acercaros a la basílica en más de una ocasión, a distintas horas del día. El espectáculo cambia por completo al atardecer, cuando falta poco para que cierren. Hay menos gente, y la atmósfera se vuelve nostálgica, casi triste. Se transforma en otro monumento. Y eso es todo por hoy.

lunes, 12 de mayo de 2008

Los horarios romanos

Lo primero que hay que tener en cuenta, para aprovechar bien cada jornada, son los horarios romanos. En Roma se funciona con la misma hora que en España, pero amanece antes que aquí, y la ciudad cobra antes su ritmo ordinario: tiendas, museos y monumentos abren una hora antes de lo que abrirían en España, y también cierran antes por la tarde. Por tanto, no hay más remedio que madrugar si uno quiere estrujar al máximo las jornadas. Para las 8 de la mañana conviene estar ya fuera del hotel y pateando.Otro dato muy importante: casi todas las iglesias cierran de 12:30 a 15:30. No importa que sean lugares muy visitados y que habitualmente pille en mitad de la jornada turística. Ellos cierran igual. Salvo las basílicas mayores (San Pedro, Letrán, Santa María y San Pablo), que tienen horario continuo.Así que conviene tener unas nociones básicas sobre horarios romanos para poder planificarse. Este es mi resumen básico, el mismo que hemos utilizado en la audioguía. Espero que os sirva:

miércoles, 7 de mayo de 2008

Destino Roma

Guardo bien grabadas en mi memoria algunas de las primeras impresiones que recibí en Roma: la Plaza de San Pedro, el Coliseo y la Fontana di Trevi causaron en mí un fuerte impacto. Era la misma sensación que había experimentado ante la fachada de la Catedral de Burgos, el acueducto de Segovia o las murallas de Ávila, por hablar de monumentos cercanos. Uno se queda sin habla, desbordado por lo que tiene ante sus ojos. Luego, he intentado reproducir la misma sensación al ver estos monumentos por segunda vez... pero ya nunca vuelve a ser lo mismo. La magia de ese primer encuentro, cuando un lugar te desborda y te domina de tal forma, se desvanece para siempre y sólo queda ya su recuerdo. En esta vida, hay una única oportunidad de ver el Coliseo por primera vez, y sólo una vez en la vida le es concedido al hombre entrar en la basílica de San Pedro por primera vez.

Los que viajaréis a la Ciudad Eterna por vez primera tenéis esa gran suerte. Desde este blog intentaré transmitiros toda mi experiencia en esa ciudad, fruto de viajes frecuentes y prolongados. Espero que os ayude a aprovechar al máximo vuestra estancia en Roma. Ya me contaréis si os sirven.